Los Estados Unidos de América han sido durante mucho tiempo un refugio seguro para millones de inmigrantes ilegales. Las personas se establecieron en Estados Unidos, formaron familias, construyeron casas y comenzaron nuevas vidas en medio del temor de ser deportadas a su país de origen. Algunos escaparon del látigo de las autoridades de inmigración, otros capturados e interrogados tuvieron que abandonar el país, sus familias, sus hijos nacidos en Estados Unidos, sus negocios y todo lo que llamaban suyo y regresar a su país de origen. Pero con la administración Obama llegó un rayo de esperanza: la esperanza de que el sistema de inmigración pronto cambiará. La vigilancia fronteriza e interior aumentará y decenas de miles de inmigrantes ilegales obtendrán su parte del estatus permanente en los EE.UU., es decir, la tarjeta verde que conduce a la ciudadanía. Así, un proyecto de ley fue presentado y aprobado por el Senado de Estados Unidos en junio de 2013. Desde entonces está pendiente de aprobación por parte de sus homólogos. La administración Obama había pospuesto en dos ocasiones su aplicación. Esta vez diciendo que "se necesita más tiempo para explicar el caso al pueblo estadounidense", y por tanto "no habrá ninguna acción ejecutiva sobre inmigración hasta después de las elecciones de noviembre". El debate político ha comenzado. Las autoridades de inmigración tienen voz, la administración narra una historia diferente, el pueblo estadounidense está confundido y los inmigrantes que esperan una acción sobre el proyecto de ley están frustrados. Algunos componentes del proyecto de ley (Dream Act, High Skilled Visa y E-Verify) podrían aprobarse, pero si todo lo contenido en el proyecto de ley se convierte en ley es algo que sólo el tiempo dirá. Fuente - vox.com