En 2014, Theresa May, ministra del Interior del Reino Unido, anuló 48,000 visas de nivel 4 de estudiantes extranjeros y los deportó. Esta medida fue impulsada por un documental de la BBC, transmitido en febrero de 2014, que reveló casos de malas prácticas durante el TOEIC (Test of English for International Communication) en una escuela del este de Londres. Pero el 23 de marzo de 2016, el Tribunal Superior (Asilo e Inmigración) del Reino Unido dijo que las pruebas en las que se basó la decisión de May estaban plagadas de "múltiples debilidades y deficiencias". También afirmó que los investigadores no estaban lo suficientemente calificados para llegar a pruebas concluyentes del software de reconocimiento de voz, por lo que fueron excluidos. Se señaló que no hubo testigos en el English Testing Service (ETS) realizado por una empresa con sede en Estados Unidos. Esta medida ha reivindicado a todos los estudiantes que habían sido deportados incorrectamente y facilitaría su regreso a Gran Bretaña, haciéndolos elegibles para recibir una compensación por esta negligencia. Se estima que el 70 por ciento de las víctimas de esta acción fueron indios. Keith Vaz, diputado laborista, elogió el fallo y dijo que muchas personas que hablaban un inglés impecable y no infringían ninguna ley fueron privadas ilegalmente de vivir en el Reino Unido. La OISC (Oficina del Comisionado de Servicios de Inmigración), que fue responsable de estas acciones, ahora se enfrenta a críticas por encubrir fraude criminal y violaciones de derechos humanos. Esta podría ser la inyección que tanto necesitan los estudiantes indios que buscan estudiar en el Reino Unido.