El sistema de inmigración estadounidense es una burocracia caprichosa y complicada. Tomemos, por ejemplo, las reglas que los hijos y cónyuges de ciudadanos estadounidenses deben navegar para legalizar su estatus. Actualmente, los inmigrantes que califican para una visa y, en última instancia, una tarjeta verde, deben regresar a sus países de origen para recibirla. El problema es que en el momento en que salen de Estados Unidos se les aplican sanciones automáticas que les impiden regresar hasta por 10 años. Algunos pueden obtener exenciones para volver a ingresar, pero solo si demuestran que su ausencia creará dificultades extremas para un padre o cónyuge que sea ciudadano estadounidense. Esa es una elección insostenible: abandonar Estados Unidos y correr el riesgo de estar separado de su cónyuge durante años, o quedarse y vivir con el temor de ser deportado. La semana pasada, la administración Obama propuso una solución sencilla. El Servicio de Ciudadanía e Inmigración presentó un cambio de reglas que permitiría a los inmigrantes elegibles para una tarjeta verde permanecer en el país mientras solicitan la exención por dificultades económicas. Luego se les exigiría que regresaran a su país de origen para recibir la visa, pero con la exención en mano, no se les prohibiría volver a ingresar a los Estados Unidos. La norma probablemente entraría en vigor a finales de este año, después de que se haya permitido al público hacer comentarios. Es un cambio modesto que se aplicaría principalmente a los cónyuges de ciudadanos estadounidenses, algunos de los cuales sirven en el ejército. Sin embargo, no hay duda de que la propuesta provocará la oposición de quienes favorecen un enfoque duro de la política de inmigración. El representante Lamar Smith, un republicano de Texas que preside el Comité Judicial de la Cámara de Representantes, ya lo está denunciando y acusando a la administración de intentar conceder "una amnistía encubierta" para quienes se encuentran en el país ilegalmente. Esa es una táctica de miedo; El cambio de reglas no tiene nada que ver con la amnistía. Es un cambio administrativo que simplemente agiliza el proceso de solicitud de exención. No permite a los solicitantes saltar al frente de la fila ni facilitar los requisitos que deben cumplir. El año pasado, los funcionarios federales de inmigración recibieron 23,000 solicitudes de exención, la mayoría de ellas de ciudadanos mexicanos. Sí, ese número probablemente aumentaría bajo la nueva regla, pero no porque los inmigrantes intentarían engañar al sistema; más bien, porque las reglas actuales disuaden a muchos de dar un paso adelante. 14 de enero de 2012 http://www.dailycamera.com/ci_19737752